sábado, 11 de junio de 2011

ME ESTOY VOLVIENDO VIEJO

ME ESTOY VOLVIENDO VIEJO
¡TENGO UNA HIJA MAYOR DE EDAD!

Hay varias señales inequívocas que percibimos los varones sobre el avance de nuestra edad. Este es un tema frente al cual no tenemos todas las prevenciones que tienen las mujeres, pero es justo reconocer que nos afecta y bastante.

El nuevo color que va adquiriendo nuestro cabello, que recibe tantos elogios de nuestro cónyuge comprensivo, nos lleva con frecuencia a un espejo para monitorear su desarrollo y tratar de frenar su expansión. Si a esto le sumamos la tragedia de la caída (del cabello), el drama crece seriamente. El desempeño deportivo es otro indicador claro. Los que otrora jugábamos futbol con entusiasmo y desbordante energía, hoy nos negamos a aceptar que el ciclo se está cerrando. Con angustia vemos como nuestra cabeza sabe y entiende lo que debe hacer dentro de la cancha, pero el cuerpo ya no responde. La otra dificultad gira en torno a controlar el inusitado crecimiento abdominal que rebeldemente se mantiene firme a pesar de las jornadas de sauna, los ejercicios de fin de semana y las indisciplinadas y esporádicas dietas.

Pero en lo personal, frente al tema del avance de la edad, estoy viviendo una señal más visible y sobre todo irreversible ciento por ciento. Tengo una hija mayor de edad, una mujer con derechos y compromisos civiles representados por una cédula, y con todo lo que esto implica. Está desarrollando su carrera universitaria. Un periodo de estudio, sin horarios simétricos, sin reuniones de padres de familia, sin citaciones de coordinación, resulta bastante extraño para un padre. Cuando me ronda por la cabeza la idea de matricularme en una especialización en la universidad, el solo hecho de pensar en ser compañero de estudios en el mismo nivel de mi hija, ya me genera un tremendo trauma.

Los temas sobre los que ahora conversamos son más cercanos a mí realidad, que a la irrealidad de la niña que hace solo unos años atrás ella era. Ya mi preocupación en cuanto a sus relaciones no serán las fotos de los artistas que recortaba de las revistas y que representaban para ella amores platónicos. El verdadero dolor de cabeza son los hombres reales que todo el tiempo dan vueltas a su alrededor. Pero lo más aterrador es la cercana posibilidad de ser abuelo. Hasta hace poco este era un pensamiento extremadamente lejano, ficticio, almacenado en un cubículo bastante distante de esa memoria que no queremos remover.

Mi hija se volvió mujer y esa mujer alcanzó la mayoría deidad y está construyendo un mundo en el que cada vez sus prioridades y sueños se distancian más de mí. Ahora sí estoy seguro… me estoy volviendo viejo. Pero toda esta reflexión es para concluir, que a pesar de esta inevitable realidad estoy inmensamente feliz con Angélica (Mi hija mayor de edad). Ella me muestra todos los días que si bien, poco a poco frente a mí se cierra algunas puertas de acción, a ella se le abren de par en par todas las grandes oportunidades que Dios le ha diseñado. En lo personal creo que pocas cosas son tan satisfactorias como esta. Si tienes hijos mayores de edad, no te avergüences al revisar tus canas a cada rato, no te frustres por tu bajo rendimiento deportivo en una cancha de futbol, no te acomplejes por la incapacidad de mantener tu abdomen en línea, sencillamente observa con orgullo como Dios sigue cumpliendo su propósito en ti, y ahora en tu generación.

Gracias Angélica, porque aunque a veces pienso que mi ciclo de acción comienza su declive, al observarte puedo apreciar claramente que es todo lo contrario. Ahora es que mi vida se está proyectando en toda su dimensión y por fin entiendo que aquello que Dios había planeado conmigo va mucho más allá de mí mismo. Creo que no me estoy volviendo viejo, estoy comenzando a vivir en ti. Te amo.

Con Cariño para todos los que Dios les ha dado el privilegio de ver a sus hijos convertirse en personas mayores de edad.

El pastor Angel.