sábado, 10 de marzo de 2012

MUJERES, PRECIOSO ENIGMA


Cada vez crece más mi admiración por la obra creadora de Dios. El cuadro que en forma escueta dibuja el escritor sagrado en los capítulos 1 y 2 de Génesis, está lleno de tanto misterio que aun hoy, los estudiosos siguen encontrando detalles sorprendentes en la naturaleza. Al parecer el creador le imprimió a su obra una serie de elementos que la sacan de toda norma estándar. Él quería cerciorarse a través de marcados contrastes, de la hermosura que solo él podría imprimirle.

Un escenario radiante por el sol que nos permite extender nuestra visión sin límites, de un momento a otro, y sin previo anuncio, es cubierto por un manto de oscuridad y luego bañado por la lluvia sin más ni más. Flores que al ser tocadas por el sol parecen extender sus brazos abriéndolos a plenitud, pero una vez que este se oculta, ellas se contraen en forma refleja y automática. Plantas que al entrar en contacto con alguna superficie cierran sus hojas como revelándose ante una posible compañía. Animales que al ser rozados con cariño, responden de la misma forma, pero otros ante el mismo estímulo, esgrimen una ponzoña o intentan agredir.

Debió ser fascinante para Adán encontrarse con esto. Cada día algo nuevo. Una reacción diferente, una respuesta distinta, tantos contrastes, tantos cambios. No sé si se preguntaría alguna vez por qué Dios no lo hizo sin tantas sorpresas. Es buena la diversidad, pero por qué tanta. Lo que Adán no sabía es que estaba siendo preparado por Dios. En ese contacto con la belleza y la majestuosidad de la creación, él descubrió dos cosas. Una, que estaba solo y la otra, es que era completamente imposible comprender la rebeldía de la naturaleza y sus inagotables contrastes; porque en el fondo, en ese misterio radicaba gran parte de su belleza.

Una tarde después de una siesta que parecía eterna, Adán se levantó y apreció con sus ojos lo más hermoso que hasta ese entonces había visto. No había parangón alguno con toda la obra creadora. El solo impacto que le causó lo convirtió en poeta y unos minutos después, la primera cosa de la que había sido consciente quedo solucionada… nunca más estuvo solo.

De ahí en adelante él segundo aspecto que descubrió en su tiempo de soledad, le ha ayudado a sortear la convivencia con ese maravilloso ser que al igual que la creación, posee una belleza inexpugnable, pero a la vez un comportamiento completamente inexplicable. Sus repentinos cambios de ánimo, sus radicales decisiones que pueden variar con sólo recibir una sonrisa, su impredecible respuesta ante cualquier estímulo. Tranquilo Adán, con eso hemos vivido todos los hombres después de ti.

Pero al igual que nuestro primer antecesor, tenemos que concluir que nuestra existencia sería muy sola y miserable sin ellas. Y que aunque no nos alcance la vida para entenderlas, no nos imaginamos cómo sería estar sin ellas.

Feliz día a todas las mujeres, y de manera especial a las 4 más hermosas… mi madre, mi esposa y mis 2 hijas, Angélica y Sarita. Bendiciones, el Pastor Ángel.